domingo, 14 de julio de 2019

¡Zanahoria! (Carrot!)


Llega el verano de manera repentina y como consecuencia, se marchará inexorable de la misma forma. Lo percibo en los amaneceres, en los atardeceres que, silenciosos, vaticinan la futura estación y en un ¡Zas!, estamos programando inconscientes la caída de un otoño entremezclado con el invierno.
El tiempo parece que se me echa encima. Los días se me antojan más cortos y la vida transcurre más deprisa.
De nuevo, me retraso en mis entradas. He tenido mucho trajín hasta la fecha y aprovechando la soledad y cierta lucidez mental, me pongo a escribir unas cuantas letras en torno a una de mis obras favoritas, de la cual mi imaginación se ha alimentado e inspirado desde el mismo día que comencé a ver la serie.

Invierno de 1988

Afuera hace frío, el característico frío seco del sur de Madrid. Mis hermanos trastean por las habitaciones, en casa. Mi madre se dispone a recoger la mesa y mi padre, se marcha a trabajar, sin antes decirme dirigiendo su vista a la tele:
Patricia, te va  a gustar.
Al escucharle, hago ademán de no cambiar de canal.
Después, él mira hacia los lados y se despide con un "hasta luego".
Cierra la puerta sin hacer apenas ruido.
Mi madre se queda en el sillón. Aborta la misión de recoger los platos y los restos de comida y pan desordenados sobre la mesa al ver por televisión la introducción de la serie Ana de las Tejas Verdes.
De repente llega mi hermana, que, muy apegada a mi madre desde el mismo día que nació, se sienta junto a ella.
Quietas, escuchamos el evocador comienzo en el pequeño y abarrotado salón.
A través de la pantalla, vemos una adolescente de cabellos anaranjados. Camina por el bosque, un bosque de...
Mi cabeza me lleva a otra parte.
Alejados del mediodía.
Soy consciente de que tengo tarea retrasada de sociales. Son las vacaciones de Navidad. Ese mismo año nos habíamos mudado.
No tengo amigos.

Las tres seguimos escuchando sin apartar nuestra mirada de la tele. Yo, más consciente después del lapsus mental causado por las preocupaciones cotidianas de una niña de diez años.
En la pantalla, la adolescente que camina por un bosque de olmos y lo que parecen abedules canadienses, está recitando un fragmento de un bonito poema de Tennyson, La Dama de Shalott.

Una blancura que fría se estremece
y una brisa suave y quejumbrosa
recorre esa ola que se mece
y a Camelot desciende temblorosa.
Cuatro murallas grises,
cuatro estandartes,
cuatro torres que esculpen en el cielo
el desgarrado llanto de las flores
y a la dama de Shalott el silencio cubre como un velo.
Luz trémula que bajo el cielo muere
y susurra la dama de Shalott
mientras sus recuerdos teje
en un paño de alegre color.
Ella teje de noche y de día
un mágico paño de alegre color
mientras escucha una voz que le susurra
que sobre ella, caerá una maldición
si mira hacia Camelot.
Ella ignora esa voz maldita
y sigue tejiendo sin cesar
aunque agoniza de dolor.
La Dama de Shalott.

Aún hoy, en mi cabeza resuena: el desgarrado llanto de las flores.
Como si las flores estuvieran situadas en un túmulo...

La muchacha pelirroja recorre sin perder de vista el texto verdes planicies, un aserradero, y bosques oscuros hasta que llega a la casa de la Señora Hammond que tiene tantos hijos como para hacer un equipo de fútbol y tras un serio rifirrafe porque ha llegado tarde,  causado en parte, por los argumentos inteligentes de la joven (Ana, en adelante) y porque también, la señora Hammond la percibe tan abstraída de la realidad, que quema el libro de Ana; el único amigo que la había acompañado a lo largo de su discreto recorrido.
Un comienzo con atisbos quijotescos.
Lucy Maud Montgomery  autora de Ana de las tejas verdes y de sus secuelas, fue una escritora canadiense que vivió a finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.
 En varias ocasiones me he imaginado a la autora y a Kevin Sullivan leyendo a Don Quijote en diferentes momentos temporales.
¡Quién sabe!
Mark Twain dijo de Ana lo siguiente: la más querida y encantadora niña de ficción desde la inmortal Alicia.
No comparto del todo esta frase, puestos a comparar, es más interesante Ana, el personaje terrenal de imaginación desbordante que el de la universal y quimérica Alicia.
Para gustos, los colores.
Si el Sr. Twain levantara la cabeza...

Volvamos a la serie.
Sigo en el año 88, en el salón; Mi hermana se va con mi madre y mientras tanto, sigo atenta a la serie.
Después de aquella discusión con la Señora Hammond, viene la fatalidad, y con la fatalidad, se abre un camino de posibilidades y no exento de dificultades e inseguridades para la protagonista.
Ana es una huérfana preadolescente,  adoptada por  Marilla y Mathiew Cuthbert, dos hermanos solterones que han sobrepasado los cincuenta y necesitan un chico para los quehaceres de una granja, situada en la bonita localidad de Avonlea, en la Isla Príncipe Eduardo, próxima a Canadá.
Quiénes hayáis visto la serie o leído el libro, el resto es historia y no seré yo quién la vaya a destripar ahora 😅.

Ahora vamos al grano, al punto de inflexión, el más importante de la novela: cuando Ana golpea con la pizarra a Gilbert y todo porque él se siente ignorado por la chica nueva de la escuela.

¡Eh! ¡Tú! ¡Zanahoria! ¡Zanahoria!
Gilbert es el chico  popular de la clase.
Ana con un complejo de tres pares de narices dado por el color rojo de su cabello...Un complejo que le ha ocasionado más de un quebradero de cabeza. Después de un tirón de cabello y de escuchar reiteradamente la palabra "zanahoria" por parte del chico popular, ella estampa la pizarra de sobremesa en la bella faz del Sr. Blythe.




Y es entonces cuando Gilbert se da cuenta que ella no es como las demás, y Ana, sobrelleva un rencor difícil de contener y que la acompaña gran parte de la trama. Un orgullo permanente que me recuerda vagamente a Elisabeth Bennet.

Obnubilada tras terminar de ver la serie. Años más tarde, mi madre compra la colección completa de libros de Ana de las Tejas Verdes editada por Círculo de Lectores. En aquel verano, uno de los tempranos noventa, los libros son mis amigos. Al finalizar la lectura,  puedo confirmar que la serie es una adaptación, más comercial y un tanto caprichosa del productor.

En esta entrada, me he centrado en la Mini -Serie de 1985, ya que me parece que tiene más encanto y fue la primera que vi. La actual, es una versión más simbólica, para la chavalería de ahora no es cursi, son personajes poco idealizados... Pero puestos a elegir, me quedo con la protagonizada por Megan Follows y Jonathan Crombie.
No me llaméis Kitsch.

Me voy a centrar en Jonathan Crombie.
¿Por qué? Os preguntaréis. Porque le amé hace un tiempo.
Soy humana y amo muchos personajes, pero a Jonathan le amé hace unos años. Amé a la persona y al personaje.
Se supone que no se deben mezclar, pero los lectores y espectadores los mezclamos de manera irracional e inconsciente.
¿Quién puede separar a Vivien Leigh de Escarlata O´Hara? ¿Y a Joan Fontaine de Rebecca?
Pues es lo que pasa con este Gilbert, ha trascendido más allá de mi imaginación.
En ocasiones dispongo de una memoria externa, la cual me ayuda a categorizar los protagonistas y me saca del caos mental. En ella albergo personajes propios y ajenos.
Por ejemplo, mi mente visualiza juntos a Eyre y Rochester, a Fermín de Pas y Álvaro Mesía, a Pedro y Leopoldina...
Gilbert está un poco alejado de David Copperfield y cercano a Laurie (el de Louise Marie Alcott).

Jonathan Crombie fue un destacado actor canadiense. Tras la serie, se centró en el teatro y en la comedia.
Y le amé, pero en el momento menos oportuno.
No le amé cuando su personaje rescató a Ana del puente, tampoco cuando le declaró su amor. No le amé en las breves conversaciones. No amé su furtiva e intensa mirada oscura que se escabullía en la sombra de la duda. Tampoco le amé cuando enfermó gravemente.


Le empecé a amar desde el día que me enteré que el actor falleció. Hace unos tres años.

Ahora, vuelvo a ver la serie con otros ojos... Ojos de madre, de esposa, de la mujer imperfecta que ya no es una chiquilla y que aún recuerda a la niña y a la adolescente que vio y leyó por primera vez  Ana de las Tejas Verdes.
Veo al actor y al personaje, ambos vivos entre imágenes y palabras que perduran en este mundo tan material. La tecnología juega a mi favor, es como si Jonathan se escapara de otra dimensión y una máquina del tiempo nos trasladara a aquella época, sabiendo que aquellos momentos nunca volverán.

El cine y la televisión se han alimentado. La literatura ha sido y sigue siendo la diosa madre del cine.
Y viceversa.

Porque somos las melodías que escuchamos,
los libros que hemos leído.
Somos las personas que hemos conocido
y las películas que hemos visto.
Porque somos un cúmulo de experiencias,
las sensaciones que hemos sentido.
Somos las pinturas que hemos contemplado
y los artistas que hemos estudiado.
Porque somos las danzas que bailamos,
los movimientos acompasados.
Somos las personas que hemos sido
y las que no fuimos.

Los libros, amigos inseparables
Al final, de alguna manera, el escritor se alimenta de otros, es así, es como un círculo, es eterno. La eternidad está en nosotros y en ocasiones no somos capaces de ver su  riqueza que nos toca con sus dedos etéreos en un mundo de falso materialismo y de ansias exacerbadas por encontrar la aprobación en los demás de manera apremiante, sin antes, encontrar la propia. Ambos aspectos (lo eterno y lo superfluo) están en constante contradicción, son conceptos que nos rodean, totalmente opuestos y que se rozan; de ahí que no  podamos percibir lo eterno como algo perdurable y sin embargo, jugamos a construir falsos castillos de naipes sin bases sólidas, inconclusos...
Perdura la verdadera riqueza, lo que está en nosotros, en nuestras ideas realizadas y que son expuestas para compartir y mostrar que siempre fuimos eternos sin pretenderlo. Lo material se escapa delante de nuestros ojos, diluyéndose como la efímera e irrepetible espuma de las olas.

Pero en un mundo tan superficial, dominado por la tontería humana... Es difícil verlo.

Desde aquí, os recomiendo para el verano la lectura de Ana de la Tejas Verdes y sus secuelas. Es una obra maravillosa. Los lectores y escritores aprenderán y disfrutarán de la lectura.

Y a ti, mi valiente, incansable lector/a, te deseo un magnífico verano.

A la memoria de Jonathan Crombie. D.E.P./R.I.P.





martes, 8 de enero de 2019

Carta al Mundo


Esta es la carta que nunca envié.
Los Reyes Magos se marcharon, hasta el año que viene no regresarán de Oriente.
Se llevaron las esperanzas quebradas de muchos. Las ilusiones de los niños mayores que por su situación no se pueden permitir ni siquiera pensar en la existencia de Sus Majestades. Pues  no hay Reyes para todos y no hace falta ir muy lejos para comprobarlo.
Y me he preguntado en vísperas de tal festividad, cómo será la carta de algunas personas que de alguna manera, he visto y estoy conectada a ellas.
¿Qué habrá pedido aquella mujer de cabellos grises y despeinados que lleva en silla de ruedas a su hijo?
¿Qué pedirá un padre o una madre que ha perdido a su hijo?
¿Qué pedirá un niño que vive en la extrema pobreza en un terreno sin dueño?
¿Qué pedirá un adolescente que ve sin pena ni gloria cómo cae su nación, ante una deuda fabricada y que deberá pagar sin consuelo de nadie?
¿Qué pedirá un niño ante la precariedad de sus padres ? ¿Y unos padres ante la enfermedad de un hijo o la suya propia?
¿Qué pedirá una niña que anda sola por la calle mientras su familia la busca con desespero?
¿Qué pedirá el amante al ver cómo indolente, pierde a su amada?
¿Qué pedirán las almas que se han doblegado una y mil veces ante el infortunio que las tocó vivir antes de acabar en el eterno purgatorio?
¿Qué pedirán tu corazón y el mío al ver cómo nos destruimos mientras una pandilla de idiotas nos controlan con sus hilos invisibles sin que sepamos que estamos a su merced y que fueron ellos quienes crearon el conflicto?  Exhiben a sus esbirros en una artificial y descontrolada feria de las vanidades mientras nos entretienen, haciéndonos creer en falsos dioses y tributos, subdividiendo religiones, inventando conflictos que nos destruyen.
Observo silenciosa, desde mi anónima posición cómo las familias se dividen, y mujeres y hombres se enfrentan bajo el frío y trémulo aire del invierno europeo.Y cómo la desconfianza reina por doquier en un mundo que se ha convertido en un anquilosado limbo. 
No hay rumbo fijo, y las generaciones futuras pedirán a Sus Majestades más cordura mental y menos cosas materiales. Pero cuando suceda… será muy tarde para pedir a los Reyes.
El planeta se desmorona como un inmenso puzle, cuyas piezas no encajan tras haber sido separadas y expuestas al caos, provocado por la humanidad en sus más altos estamentos: superflua, irresponsable y en el peor de los casos, psicópata.
Siempre agradecida, a ti lector, el tiempo que dedicaste a leerme a lo largo de mi más que discreta trayectoria literaria; testigo mudo e indeleble de mis preocupaciones, anhelos y silencios.
Lejos de caer en el pesimismo, siempre hay esperanza ante la evidente adversidad, incluso en la más absoluta oscuridad, hay un claro de luz que tintinea, escondido detrás de los desordenados árboles de los bosques más profundos de nuestra conciencia y que quiere ser encontrado para iluminar nuestro camino.
Esta es Mi Carta al Mundo, cuyas Majestades, nunca recibirán de mí.

Os deseo unión, paz y amor, en definitiva, un precioso año 2019.
 Ilustración de Metamórfico La Revolución Silenciosa, Parte I, año 2018.

Todos los derechos reservados. 
Copyright Patricia Bermejo Gallego.


lunes, 6 de agosto de 2018

Lo que el viento no se llevó


Hace más de un mes, me sucedió algo muy divertido (no exento de peligro) en El encuentro de escritores y lectores en Pinto. Como algunos sabrán, la profesión de escritor (y/o aspirante) dentro de la literatura y por qué no también de la subliteratura, es como poco, arriesgada y nada glamurosa; Como anécdota y refiriéndome a esto último, la primera vez que fui a firmar ejemplares a la Feria del Libro de Madrid, la maleta que contenía los libros que llevaba se rompió. Teniendo en cuenta que llevaba más de 20 ejemplares de unas 660 páginas cada uno... en una maleta sin ruedas, y una mujer con poca fuerza en los brazos... Esto puede llegar a ser una experiencia nada estimulante y carente de estilo. Sin contar el aspecto económico (el cual, me ocuparía otra entrada).
Parece ser que para desarrollarse en esta carrera es necesario pasar por una serie de vicisitudes si queremos al menos, dar a conocer un poquito más nuestras obras sin previo mecenazgo.

Aquel día ya lo había comentado durante la mañana a los distintos compañeros de letras. La predicción del tiempo indicaba que por la tarde se avecinaba una tormenta eléctrica. No obstante, las palabras de escritores (que no me creían en lo de la tormenta) y también los rayos del sol que muy tímidos se asomaban entre la oscuridad (aún discreta) de las nubes, me animaron a ir por la tarde. De hecho,  había quedado con una lectora beta, amiga mía.
Todo lo que sucedió durante aquella tarde, fue rápido, inesperado...

Línea, Tribales, Diseño, Plantilla
Organizador 1 Escritor de contemporánea
Madre del Organizador 1
Organizador 2 Escritora de Romántica y Misterio
Cuentera infantil
Escritores de Ciencia Ficción (no pastelada)
Escritora de Contemporánea
Escritoras de Poesía
Y al otro lado, cerca carpa de la librería: Escritoras de Erótica (no conocen la censura)
y Libreros.
Lectora Beta. (Buscadora de libros)
Línea, Tribales, Diseño, Plantilla


Escritora de contemporánea  acaba de llegar. Tras haber saludado con ademán impaciente a las intrépidas escritoras de erótica y a los libreros, camina hacia su carpa y se dispone a ordenar sus pocos ejemplares. Mira hacia el cielo, y baja la cabeza. Rápida, busca en su bolso el móvil maltrecho, una vez que lo ve sin sacarlo del bolso, mira la hora, un tanto preocupada.
De repente, llega la Lectora Beta, observa con curiosidad aunque de reojo los ejemplares de las escritoras de poesía, se queda mirando a la escritora de contemporánea y ésta tras reconocerla avanza un paso y se dan un efusivo abrazo y un beso.

Escritora de contemporánea:¿Qué tal estás? ¿Cómo te va todo?
Lectora Beta: Como siempre, trabajando. ¿Y tú?
Escritora de contemporánea: Igual, trabajando.
Lectora Beta: ¿Cómo lo haces?
Escritora de contemporánea: Escribo de noche. Ya sabes, cuando puedo. Creo que acabaré desdoblándome.

Entre risas, se acerca el Organizador 1, interesado, saluda a la Lectora Beta.

Escritora de contemporánea: Te presento a mi amiga, es una gran lectora. Lee cualquier género.
Organizador 1: Encantado.
Organizador 1 y Lectora Beta se dan un apretón de manos.
Lectora Beta: ¿Creéis que va a llover?
Escritora de contemporánea: No lo sé... En la tele dijeron que iba a haber tormenta eléctrica.
Escritora de poesía: Sí, lo dijiste por la mañana también.
Organizador 1: A ver si esto se anima... no pasa mucha gente... Esperemos que no nos llueva. Han venido escritores de fuera y no podemos cancelarlo.
Escritora de contemporánea: Si llueve, nadie vendrá y habrá que cerrar de todas formas.
Lectora Beta:  a lo mejor no llueve.

De repente, varios truenos interrumpen el relativo silencio de un parque urbano a las cinco y pico de la tarde. Las nubes se tornan intensamente oscuras. El ruido intimidante de los truenos es cada vez más frecuente, amenaza una gran tormenta. ¡Tan fuerte!, que comienzan a moverse las telas de las carpas y algunos carteles de manera violenta y repentina. El viento se intensifica y cada uno toma posición para defender su zona.

Organizador 1: ¡Hay que cerrar las carpas, para que no se vuelen!
Madre del organizador 1: ¡Hay que guardar los libros, se van a mojar!
Escritora de contemporánea: Mierda, mierda ¡Joder! Se van a mojar...
Lectora Beta: Así no los vas a proteger, ¡guárdalos!
Escritora de Poesía: Hay que cerrar las carpas... Aunque hay zonas que no podemos cerrar... están rotas.
Lectora beta: Esto está muy fuerte, el velcro, no va, no pega. El viento es más fuerte que la tela de la carpa.
Madre del organizador se dirige a duras penas "  a contraviento" a la escritora de contemporánea: ¡Niña, guarda los libros!
Escritora de Contemporanea desiste en el intento de protegerlos y los guarda como puede en una bolsa de plástico resistente de unos reconocidos almacenes. Al más puro estilo Gollum...
"Mi tesoro..."
Lectora Beta: Y yo que creía que iba a tener una tarde tranquila, y ¡Mírame! El viento nos arrastra y la lluvia nos está empapando.
La escritora de contemporánea avergonzada, echa una mano y sujeta la estructura como puede. Una risa nerviosa la invade mientras se masca comicidad y tragedia cotidiana.
Organizador 2: ¡Hay que ayudar...por allí la carpa se ha caído!


Todos sostienen las estructuras metálicas de las carpas, algunas ya por el suelo como en el caso de la cuentera no tienen remedio, otras  resisten a los embistes gracias a la rapidez de la escritora de poesía, la Lectora Beta  y los Escritores de Ciencia Ficción que quieren proteger los libros a toda costa. Organizador 1 y Organizador 2  echan una mano a la pobre cuentera. El viento dura bastante tiempo y la lluvia espolea violenta la superficie cutánea de los presentes y de varios ejemplares que quedaron expuestos sobre las mesas y no se pudieron salvaguardar.
Por lo inverosímil de la situación, algunos hacen fotografías. La escritora de contemporánea no da crédito a lo que está viendo. Las bromas y los selfies están en medio del caos rústico.
Este fue el resultado visto desde detrás de las carpas una vez alejada la tormenta.

Fotografía de Escritora Erótica
El viento se llevó:
Las carpas,
algún árbol,
la tarde literaria en el parque.

El viento no se llevó:
Las risas,
los ánimos,
La esencia friki en el parque.
Y el recuerdo inefable de las personas que participaron.



A la memoria de Manola, madre de Manolo.
Madre del Organizador 1
D.E.P















martes, 17 de abril de 2018

Divide et impera


 Fantasía, La Cara, Cadena, Surrealista

Tenía pensado escribir acerca de ello en el mes anterior, en marzo, mes de la mujer por excelencia. Aunque cabe decir que durante todo el año debemos crear más conciencia de todo lo que nos rodea y de las personas que por unas circunstancias les toca vivir una serie de injusticias por su condición, su estado físico o mental, etc.
Esta reflexión la hago con el corazón y con el sano convencimiento de que hay un circo mediático, es decir, la realidad supéflua y equívoca y otra, quizá más imperceptible, que es la que contiene el mensaje o al menos se va acercando a una realidad más fiel, y que también existe.
Todo está sujeto a interpretación, pero una serie de datos me impulsa a  tratar el tema con el rigor y el respeto que merece. Porque a pesar de que son pocos los que me leen, estarás de acuerdo conmigo, que, al igual que tú, soy una persona con todo el derecho del mundo a pensar... O sea: pienso, luego existo.  
Los datos que expongo no me los estoy inventando. Pefiero ser directa, y evitar ciertos tópicos ñoños con aires pusilánimes como "feminazi" o similares típicos desprecios de la sinrazón. 
¿Estás preparado? Ahí va eso.

Mujeres que han ganado un Nobel en Literatura: 13
Hombres que han ganado un Nobel en Literatura:  100
Mujeres que han ganado un Nobel en física:2
Hombres que han ganado un Nobel de física: 205
Mujeres que han ganado un Cervantes:3
Hombres que han ganado un Cervantes: 39
Mujeres, ganadoras del Premio Planeta:16
Hombres, ganadores del Premio Planeta: 50
Mujeres, ganadoras del Premio Nadal: 14
Hombres, ganadores del Premio Nadal: El resto; ya me cansé de contarlos.

Quizá me he dejado alguno pendiente, pero a ciertas horas de la noche, el cansancio hace mella en mi organismo y ya no se puede dar más de sí.

Fuente: www.wikipedia.org

En fin, que las ganadoras de tan importantes premios cabrían casi casi, en un posh-it.

Según El Periódico en el año 2017, 8 de cada 10 directivos son hombres https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20171026/el-80--de-directivos-son-hombres-pese-a-que-ellas-tienen-la-misma-ambicion-638
Las mujeres terminan los estudios universitarios y proliferan en las Universidades pero la gran mayoría de puestos de responsabilidad son ocupados por  hombres. No lo entiendo.

Mi responsabilidad es empezar a ser más crítica con lo que me rodea y transmitirlo.  Dejémonos de gilipolleces, de dividirnos, porque el enemigo no es el  "currito" que sale a trabajar día tras día, ni los  hombres separados de sus mujeres que no pueden pasar las pensiones, y que algunos soportan órdenes de alejamiento infundadas. No observemos con desprecio al hombre que trabaja en un puesto intermedio... No defiendo a los hombres, sino que estoy señalando a los que han establecido un sistema de eterna psicopatocracia y falocracia que rezuma porquería por los cuatro costados. Y el dinero es quién manda en todo este sistema.

Están ahí arriba, observándonos. Manipulando los medios, porque son los que tienen el poder. El poder de determinar quién se va a llevar el gato al agua. Los medios convencionales influyen a gran escala. Decidieron por ti aunque no te estés dando cuenta.

No todos los hombres pobres son honrados,
no todos los hombres ricos son psicópatas,
no todas las madres son madres,
ni todas las mujeres son buenas.

Quién tiene el poder, tiene el mando. 
Divide et impera, dijo Julio César.
Dividir proviene de la palabra Diavolo, dijo Pilar Baselga.
Ósea que el diablo está metido en todo esto.
Cuidado con el hombre vestido de esmoquin 
al que jamás podrás ver y es quién controla el cotarro.
Pulgar Marca, Pulgar, Calle

"La unidad hace la fuerza, la lucha desechos". Escribió Esopo.

Un escritor, no debe ponerse un velo en los ojos. Nuestra responsabilidad es LA PALABRA e intentar mostrar parte de la realidad aunque duela. 
Al final, la verdad saldrá a la luz, y nos liberará de tanta hipocresía e infrahumanidad.

https://www.trendencias.com/feminismo/un-escandalo-sexual-podria-dejarnos-sin-premio-nobel-de-literatura-por-primera-vez-desde-1943
¡Buenas noches!










miércoles, 24 de enero de 2018

Mi mejor consejo antes de publicar con una editorial



En primer lugar y aunque un poco tarde (ya va siendo una costumbre), os felicito el año nuevo y espero que los Reyes hayan sido generosos con vosotros: lectores, escritores y curiosos de las letras.

En esta entrada iba a hablar de editoriales para autopublicar, pero no lo voy a hacer. No voy a entrar en la dinámica de recomendar algo que yo, a día de hoy no tengo pensamiento de hacer.

En cualquiera de las editoriales que podéis encontrar pululando por la red, podéis ver que todas son maravillosísimas, todas ofrecen una serie de servicios muy atractivos que suelen ir a cargo del escritor. 

A mí me han hablado muy bien de dos editoriales que autoeditan, y editar con ellas,  cuesta un buen pico al escritor. En apariencia, parece que son honestas y tratan muy bien al autor. Y  aunque en mi caso, no puedo permitirme pagar por una edición decente con estas editoriales, no deja de ser una opción más para quién pueda hacerlo.

(Si quieres saber cuáles son, puedes enviarme un correo y te contestaré 😊)

Lo verdaderamente importante es lo que voy a contar a continuación.

Todo lo que he explicado en mi blog a lo largo de este tiempo, han sido mis conocimientos basados en la propia experiencia. Yo no puedo enseñar a escribir. No soy una autoridad en la materia como para estar dando lecciones a los demás de cómo se debe de escribir ¡Qué horror!

Así que, mi consejo es que antes de invertir en una editorial, primero, invierte en ti mismo.



Si eres escritor y el ego no ha asomado por tu puerta, o lo despediste con viento fresco, este es tu sitio. Te verás totalmente identificado con lo que voy a decir.

Sí, has leído bien, antes de nada, invierte en ti mismo:

1. Enciérrate y lee de todo.
Cuando digo de todo, es de todo. Desde los clásicos, a los contemporáneos, desde lo que más te gusta, a lo que te dé más repelús, pero hazlo. Con el paso del tiempo te darás cuenta de que no fue en balde y tu prosa te lo agradecerá.
Como dijo Úrsula K. Le Guin, fallecida recientemente: "como escritor eres libre, tu libertad la has comprado con soledad".



2. Aparta las RRSS.
Éstas no se deben convertir en tu motor, tienen que ser algo accesorio. Muchos escritores se quejan de que las Redes les quita tiempo, cada vez que los escucho me encojo de hombros y les digo que ese tiempo se debe de emplear en escribir, no es una búsqueda de la aprobación inmediata y constante.
Además recientemente se ha hablado  de que emplear demasiado tiempo y ganas en Twitter puede llegar a ser contraproducente. Escritores como Reverte, Silva, incluso mi apreciada amiga de Twitter gran escritora Lea Vélez, se han replanteado hacer un parón en twitter o abandonarlo por quebraderos innecesarios de cabeza. He sido testigo de algunos rifirrafes de Reverte y Silva con diferentes twitteros... y a día de hoy, mi twitter está muy parado, porque esto lo veía venir hace ya mucho tiempo y también soy una auténtica desconocida.
En mi opinión, las redes deben ayudar, deben trabajar para nosotros, y no al revés. . 
Como dijo Reverte: Internet solo es una herramienta útil para quien acude con preparación cultural previa.

3. Escribe y procura tener diferentes opciones para publicar tu obra.
Un escritor tiene que escribir y publicar. No valen pequeños relatos en antologías que nadie lee, ni tampoco vale tener un blog y decir que eres blogger y escritor porque mola... Para ser escritor hay que mantener bien sujetos los dos caballos negros desbocados que suelo ver sueltos en muchos que están comenzando: el ego y el orgullo.

4. Invierte tiempo en escuchar a los lectores.
En mi caso, he aprendido mucho de ellos, y a la vez, ellos me han dado grandes alegrías. Te permiten continuar en el camino y mejorar el trabajo día a día.

Al principio, cuando publicaba en el blog comentaba que ser escritor era una locura. Pasados casi dos años, mi perspectiva ha cambiado, ahora ser escritor es una temeridad, y si te desvías de las modas literarias y encima eres una mujer, eres una osadía, una excéntrica.


Pues me encanta ser así, como mis heroínas: ellas, siempre llevaban a mano una pluma y un papel.



Espero que os hayan servido estos consejos. De ser así, espero vuestros comentarios.

Un abrazo amigos.

Copyright Patricia Bermejo Gallego

jueves, 5 de octubre de 2017

Lo que a cupido nunca conté.

Hace un año que se editó esta maravillosa antología benéfica Piel de Mariposa, lo que a cupido nunca conté. Es una obra de varios autores, muchos de ellos, grandes amigos míos de las letras y excepcionales personas. Fue coordinada y creada por mi amiga escritora, María Beatobe.

Todos habíamos participado de manera altruista, las ventas, fueron destinadas a la Asociación Debra, que se encarga de ayudar a los niños afectados por la piel de mariposa, una enfermedad dura y despiadada, que se ceba en el desarrollo de la piel del niño y en el alma y ánimo de la familia.

La antología es un conjunto de relatos cuyo tema central es el amor, en ellos se refleja dos tipos (Eros y Philia), parcialmente Ágape.
A modo aclaratorio según Platón los tres principales y más conocidos tipos de amor que nos habla en su obra "El banquete" son:
Eros: es el amor de pareja, el sentimento idealizado, el éxtasis del comienzo...
Philia: Es el amor por la familia, los amigos... busca una satisfacción más allá de Eros.
Ágape: Es el amor más puro, más filantrópico. Es el amor hacia la humanidad.

Es una obra ilustrada y por ser autoeditada, se editaron un número limitado de ejemplares.

Aquí os dejo mi aportación (Philia) para que no caiga en el olvido inexorable por el transcurrir de los días y en el anonimato.

Título: EL ÚLTIMO ALIENTO
Antología Piel de Mariposa, Lo que a cupido nunca conté. 
VVAA

A mis hijas.

Lejos, muy lejos del amor romántico, que con su abrazo nos envuelve en una sublime y atormentada locura, existe otro, que ni el paso del tiempo, ni las inclemencias del ambiente que nos rodea, no impide su crecimiento, al contrario, supera  con creces el romanticismo de pareja.


Cuando te tenía muy dentro, me di cuenta que no estaba sola, sabía que ese sentimiento llamado egoísmo anclado en mí durante bastante tiempo, desaparecería con tu llegada.

Y así fue.

Llegaste como un tesoro, un tesoro que no deseaba compartir con nadie. Mi enfermiza pasión hacía que te tuviera en mis brazos durante todo el tiempo. Pero, un triste avatar y la consciencia de tu quizá prematura soledad, precipitó la llegada de tu hermana, y juntas, empezasteis el camino.

¡No sé qué va a depararnos en medio de la  vorágine  material! Lo único que sé es que fui, soy  y seré, la espectadora  fiel de vuestras vidas. En vuestras caídas, aquí estoy, aquí estaré y os  levantaré como gráciles pajarillos.  Vuestras victorias, serán mi triunfo, vuestras alegrías, mi tranquilidad, y vuestras penas, mi lucha.

Todo ello desde la sombra, que, con el paso del tiempo, se irá haciendo imperceptible, hasta desaparecer por completo porque  aprenderéis a salir victoriosas  sin mi ayuda.

No importa lo largo del camino, no importa las piedras que se interpondrán en él, vosotras, hijas mías, estaréis por encima de todo.

Os mostraré de qué material estáis hechas, de una incomparable materia, según las circunstancias: dura como el acero, blanda como la espuma. Y cuando aprendáis a moveros con soltura en este mundo vulgar y mentiroso; Entonces nada ni nadie podrá interceptaros porque, poco a poco, juntas, derrumbaremos esos falsos paradigmas que generación tras generación se han ido asentando en nuestra memoria, impidiéndonos avanzar con mayor facilidad.

Os diré, sin imposición alguna,  en voz  muy baja, tan baja que ni el aire me pueda escuchar, los secretos que envuelve la vida, antes de que otros, os arrebaten vuestra psique.

Intentaré como madre, estar a la altura de las situaciones (por muy difíciles y tortuosas que sean), posicionándome a vuestro lado. Nunca por encima, ni por debajo.

Saborearé cada instante de vuestras vidas,  convencida de que el aura limpia y fuerte que os envuelve, es tangible, auténtica.

Caminad erguidas, alzad vuestras barbillas; con la mirada al frente, mostrad al mundo la riqueza de vuestra alma, sin que ésta se corrompa con la envidia o la avaricia. Y, mientras trazáis con vuestra luz el camino, aprended todo lo que podáis durante la vida, y enseñad a aquellos que creen de todo corazón en vosotras, lo que habéis aprendido. 

No seáis fieles a una religión, a falsos dioses,  que además de no existir como tales, se hacen pasar por deidades que se alimentan de nosotros de manera visceral.

Abandonad a un rebaño ciego, de prefabricada mansedumbre, ya que ésta, los mantiene inmóviles.

Vibrad en un estado alto de energía, tan alto, que nada ni nadie os puedan alcanzar ni absorber. De esta manera, la tristeza será un aspecto inexistente en vuestras vidas, reinando la alegría. Pues portaréis el estandarte de la bandera del optimismo.

Olvidad vuestro ego, aislad el rencor, la duda, y el terror, y avanzad hacia las metas establecidas superando los obstáculos que se puedan interponer. Abandonad la pereza, y todo aquello que no os ayude a alcanzar el objetivo.

No os aferréis al pasado, quedaos con lo mejor de los días. Apartad con rapidez los sentimientos negativos con puños de hierro. Mostrad firmeza cuando sintáis flaqueza. No os salgáis del camino, sed precavidas permaneciendo en él, hasta que logréis vuestros sueños; y una vez que hayáis alcanzado la razón de vuestra felicidad, yo habré alcanzado mi cometido: la gloria de haber sido elemento activo de vuestra dicha.

Habéis nacido para brillar como estrellas en un  firmamento que con el paso del tiempo se está haciendo cada vez más oscuro…


Más allá de la vida, existe un mundo espiritual, entes que no necesitan vivir en un mundo material,  en el cual, nos encontramos inmersos, y que, como criaturas materiales, nos desenvolvemos sin más remedio en la  excesiva e indeleble dependencia de lo material que, en ocasiones, aboca al ser humano al borde de la desesperación, a un estado permanente de inconformismo y vigilia.

Esto es mucho más que una carta de amor, es quizá la mayor muestra de amor que puedo ofrecer a mis hijas antes de que mi último aliento se lleve consigo, mi cuerpo, mi alma y un conocimiento intuitivo y ancestral.

Quizá me equivoque en algunos argumentos, o, quizá, me halle más próxima a la verdad de lo que nos rodea:  que puede ser todo, o puede ser nada.

Os pido hijas mías, que no lloréis, no sufráis por mí cuando mi menudo cuerpo se marchite,  porque desde la inmaterialidad de mi nuevo mundo, me colocaré en primera fila, muy cerca del escenario, envuelta en una extraña soledad de un eterno limbo,  para seguir siendo la espectadora fiel de vuestras vidas.

Porque sois y seréis, las actrices principales de la mayor obra: Mi vida.



Copyright del texto y la ilustración Patricia Bermejo Gallego, año 2016
Contenido procedente de la Antología Benéfica: Lo que a cupido nunca conté, año 2016

domingo, 6 de agosto de 2017

Entre la valentía y el ridículo

Hace tiempo leí un comentario  del escritor Víctor del Árbol, condecorado recientemente caballero de la Orden de las Artes y de las Letras por la República de Francia, autor de las novelas La víspera de casi todo (Premio Nadal 2016), Un millón de gotas y La tristeza del Samurai, de entre otras. En su comentario decía  que los autores debemos ser valientes a la hora de abordar la temática de la futura obra. Por mi parte, nunca he titubeado hasta la fecha, ya que intento escribir de todo, un poco, porque considero que es de la única manera que se puede lograr una visión global y fidedigna del mundo de las letras.
Sin embargo, en estos momentos he reconsiderado este aspecto. La valentía puede ser osadía, y la innovación nos puede llevar al ridículo, dependiendo de quien nos mire o de cómo nos hayamos levantado, si con el pie izquierdo, o con el derecho, si con ganas de escribir romántica o histórica, si nuestro pensamiento tiende a la cordura o nos dejamos llevar por la locura de los personajes, porque, en mi caso, son "ellos" los que me dominan  y que, dependiendo de su lucidez mental:  hagan el ridículo o actúen en consecuencia.
He de confesar que en ocasiones, me pregunto qué fue lo que me llevó a escribir esto o aquello... Una vez que leo parte de mis  historias, mis sentimientos chocan; por un lado, siento orgullo, por la autenticidad de mi YO, ya que no me molesto en edulcorar en exceso las historias, pero también, por otro , me pregunto  ¿Cómo pude escribir aquello? La voz racional responde:
Sinceramente querida: son tus personajes, tú no tienes nada que ver con ellos, como escritora eres un mero instrumento, el canal entre el personaje y el lector, y punto. No puedes sentir responsabilidad de lo que escribes porque son "ellos", el protagonista es quien maneja su vida y el lector es quien la interpreta.

Una vez, hablé por messenger con una amiga, ella me había indicado que estaba escribiendo una novela, la pregunté si era erótica, me contestó: 
-¿Yo? ¿Erótica? ¡Qué corte tía... si lo leyeran mis padres o mis hijos!
A priori, aquel comentario, carecía de importancia, pero a medida que transcurren los años, y que una se va haciendo más mayor y más consciente... me doy cuenta, que los autores somos responsables y esclavos de lo que escribimos; Como decía Sigmund Freud: Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.
Viniendo al caso, meses atrás, en mi primer Poetry Gran Slam,  me estrené con un poema bastante emotivo. Al terminar el recital, un espectador  se acercó a darme la enhorabuena, me dijo que había sido  valiente, y que de alguna manera me había desnudado. 
Aunque todo fuera en sentido literario, por un momento pensé que era cierto, ¡que me había desnudado ante el público sin darme cuenta! Mi entusiasmo por aprender y estrenarme  como escritora de poesía (no poeta) se habia transformado en un desasosiego que aún perdura en mi memoria.
Es lo que me sucedió con este microrrelato, hace poco más de un año lo envié a la Editorial Art Gerust. Fue seleccionado para su publicación. Al leerlo tras saber que iba a ser publicado, pensé... que no estaba en mis cabales cuando lo escribí.





Título: ¡No salgas, quédate en casa!
Antología: Sin Aliento.
Género: Erótico.
Editorial: Art Gerust.

Mi pequeña voz me advertía “¡no salgas, quédate en casa esta noche!”. El sonido del viento embestía los muros de la casa. Con sigilo para no despertar a nadie, salí al encuentro de aquella criatura. El viento mecía vigoroso mis cabellos… Sí, allí estaba él,  mirándome voraz, con el deseo supremo de hacerme suya… Sus manos desgarraron con ferocidad mis ropajes. Completamente desnuda, sucumbí a la necesidad ancestral e imperiosa que me asaltaba todas las noches. Su lengua jugó con mi sexo reiteradamente. Sin poder contenerme llegué al culmen antes de lo previsto, después cogió mi cabeza y la situó de la manera más apropiada para hacer lo debido. Mi lengua recorría juguetona su miembro duro y erecto, y allí, en la oscuridad, insaciable, aquel ser corpulento, me penetraba una y otra vez, mientras nuestras lenguas se unían al baile del placer.
En medio del bosque, ante el aquelarre estelar, claudiqué, rindiéndome a todo tipo de experiencias sexuales.




Alguien me dijo que el cementerio está lleno de valientes.
Alguién me dijo que quién no arriesga, no gana.

¡Felices vacaciones, mis valientes!