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miércoles, 19 de mayo de 2021

THANATOS




11 de febrero de 1963

Es la hora. Limpia tu hogar y ordena la cabeza, quizás hoy te reúnas con alguien muy especial al que añoras tanto. 

El barco de la botella ha zarpado, puedo ver agua dentro de él. 
Esta vez no será un simulacro de piernas ensangrentadas, ni de pastillas en el estómago, tampoco estarás en el coche. No será necesario luchar por tu insomnio y la pérdida. Es el momento de liberarse.
Sella la cocina con lo que encuentres: cintas, paños y toallas. 

Aún son las cuatro de la madrugada...no te queda demasiado tiempo... Un beso a Nicholas y un suave abrazo a Frieda. Aún percibes el frío de la noche que cala la medula espinal y las sinapsis. 

Tapa a los niños con gruesas mantas. Sabes que no es suficiente, que nunca fuiste suficiente. Enciende el gas y pon tu cabeza en el horno. Deja un bonito cadáver.

¿No es hermoso?

El búho ya no apretará más tu corazón, y la bisectriz del estómago desaparece. No has gritado. Te alejas suave y sin ruido. Se terminan las expectativas, das por finiquitadas las ansias de admiración propia y ajena, fulminas con tu ausencia tu incompatibilidad con el mundo. 

Aún tu alma revolotea por la cocina, mientras la enfermera no da crédito a lo que observa. Ted se arrepiente, se lleva las manos a la cabeza en una décima infinitesimal de segundo. 

¿Puedes ver a los niños a salvo?

El espectro, la presencia  de la muerte nunca fue tan anhelada. 

¿Puedes tocarla? 

La cabeza, el horno, la víctima y el verdugo, todos arremolinados. El fénix no emergió de sus cenizas y tus controladores dejarán de molestarte. Desaparecen los campos de exterminio de tu mente. Sabes que no hay marcha atrás ante tu irrevocable decisión. Tienes lo que siempre quisiste: la paz, el silencio, la lejanía de lo terrenal que se había desbordado en un constante flujo de idas y venidas sin rumbo fijo.
El péndulo de la muerte permanece en tu ser, trascendental te alejaste de lo que te rodeó para no volver jamás.
Siempre viva en tus palabras. La rosa marchita mientras su corazón latía. 

El cuervo sabe que  ya no puede apaciguar tu ropa sobre tu cuerpo de hielo y mármol. Llegas al abismo, tu hogar, mientras dejas atrás tus mejillas cinceladas de basalto. 

Y los ángeles no llorarán por ti.
Porque eres árbol, eres flor, eres piedra, nube y nieve. Todo junto.
Tu ojo cuadrangular de diosecilla vio el amor en los demás y el propio, con la extrañeza de quién no pertenece a este mundo, con la flaqueza de una amapola que nunca se agitó por la brisa.
Sin lágrimas, ni azucenas, nos abandonas. La muerte fue placentera para ti, ante la luna de la madrugada. 
La enfermera no tendrá que cuidarte, ni escucharás el quejido mudo de los niños, agazapados por el hielo de la sombría realidad. 

¿Puedes escucharme?

No existe error o acierto, ni esperanzas en tu ataúd, ni plumas de pavos reales.
Regresas a tu esplendor con tus hojas y tu savia, con tus raíces y frutos. Vuelves a la tierra pero una fuerza descomunal te aleja de ella.
Con todos tus miembros te marchas tal como llegaste, sin equipaje. Ahora los ángeles se ríen de nosotras, oigo sus irónicas carcajadas...  quizás se estén riendo de mí. Saben que no puedo verlos. Lo que si vi es que ellos torcieron el cuello para admirarte,  recompuesta y en otra esfera del mundo que muy pocos comprenden. 
El horno fue tu salvoconducto, las estrellas, la luz que atravesó tus huesos hasta llegar al tuétano y el agujero negro del espacio absorbió lo poco que quedaba de tu ser material.

Acabas de caer en la cuenta de que no puedes verle. El barco se ha secado, se aleja por el espacio y se hunde en medio del vacío hasta desaparecer de mi vista de pájaro interestelar.  La muerte, como la vida, es un sueño, un espejismo.

Palabras de ensordecedora verdad te hicieron compañía en aquella parte equidistante y solitaria del universo.
Porque ya no eres vertical, tampoco horizontal. Eres inmortal.


Eterna, Lady Lazarus.



 



 

lunes, 6 de agosto de 2018

Lo que el viento no se llevó


Hace más de un mes, me sucedió algo muy divertido (no exento de peligro) en El encuentro de escritores y lectores en Pinto. Como algunos sabrán, la profesión de escritor (y/o aspirante) dentro de la literatura y por qué no también de la subliteratura, es como poco, arriesgada y nada glamurosa; Como anécdota y refiriéndome a esto último, la primera vez que fui a firmar ejemplares a la Feria del Libro de Madrid, la maleta que contenía los libros que llevaba se rompió. Teniendo en cuenta que llevaba más de 20 ejemplares de unas 660 páginas cada uno... en una maleta sin ruedas, y una mujer con poca fuerza en los brazos... Esto puede llegar a ser una experiencia nada estimulante y carente de estilo. Sin contar el aspecto económico (el cual, me ocuparía otra entrada).
Parece ser que para desarrollarse en esta carrera es necesario pasar por una serie de vicisitudes si queremos al menos, dar a conocer un poquito más nuestras obras sin previo mecenazgo.

Aquel día ya lo había comentado durante la mañana a los distintos compañeros de letras. La predicción del tiempo indicaba que por la tarde se avecinaba una tormenta eléctrica. No obstante, las palabras de escritores (que no me creían en lo de la tormenta) y también los rayos del sol que muy tímidos se asomaban entre la oscuridad (aún discreta) de las nubes, me animaron a ir por la tarde. De hecho,  había quedado con una lectora beta, amiga mía.
Todo lo que sucedió durante aquella tarde, fue rápido, inesperado...

Línea, Tribales, Diseño, Plantilla
Organizador 1 Escritor de contemporánea
Madre del Organizador 1
Organizador 2 Escritora de Romántica y Misterio
Cuentera infantil
Escritores de Ciencia Ficción (no pastelada)
Escritora de Contemporánea
Escritoras de Poesía
Y al otro lado, cerca carpa de la librería: Escritoras de Erótica (no conocen la censura)
y Libreros.
Lectora Beta. (Buscadora de libros)
Línea, Tribales, Diseño, Plantilla


Escritora de contemporánea  acaba de llegar. Tras haber saludado con ademán impaciente a las intrépidas escritoras de erótica y a los libreros, camina hacia su carpa y se dispone a ordenar sus pocos ejemplares. Mira hacia el cielo, y baja la cabeza. Rápida, busca en su bolso el móvil maltrecho, una vez que lo ve sin sacarlo del bolso, mira la hora, un tanto preocupada.
De repente, llega la Lectora Beta, observa con curiosidad aunque de reojo los ejemplares de las escritoras de poesía, se queda mirando a la escritora de contemporánea y ésta tras reconocerla avanza un paso y se dan un efusivo abrazo y un beso.

Escritora de contemporánea:¿Qué tal estás? ¿Cómo te va todo?
Lectora Beta: Como siempre, trabajando. ¿Y tú?
Escritora de contemporánea: Igual, trabajando.
Lectora Beta: ¿Cómo lo haces?
Escritora de contemporánea: Escribo de noche. Ya sabes, cuando puedo. Creo que acabaré desdoblándome.

Entre risas, se acerca el Organizador 1, interesado, saluda a la Lectora Beta.

Escritora de contemporánea: Te presento a mi amiga, es una gran lectora. Lee cualquier género.
Organizador 1: Encantado.
Organizador 1 y Lectora Beta se dan un apretón de manos.
Lectora Beta: ¿Creéis que va a llover?
Escritora de contemporánea: No lo sé... En la tele dijeron que iba a haber tormenta eléctrica.
Escritora de poesía: Sí, lo dijiste por la mañana también.
Organizador 1: A ver si esto se anima... no pasa mucha gente... Esperemos que no nos llueva. Han venido escritores de fuera y no podemos cancelarlo.
Escritora de contemporánea: Si llueve, nadie vendrá y habrá que cerrar de todas formas.
Lectora Beta:  a lo mejor no llueve.

De repente, varios truenos interrumpen el relativo silencio de un parque urbano a las cinco y pico de la tarde. Las nubes se tornan intensamente oscuras. El ruido intimidante de los truenos es cada vez más frecuente, amenaza una gran tormenta. ¡Tan fuerte!, que comienzan a moverse las telas de las carpas y algunos carteles de manera violenta y repentina. El viento se intensifica y cada uno toma posición para defender su zona.

Organizador 1: ¡Hay que cerrar las carpas, para que no se vuelen!
Madre del organizador 1: ¡Hay que guardar los libros, se van a mojar!
Escritora de contemporánea: Mierda, mierda ¡Joder! Se van a mojar...
Lectora Beta: Así no los vas a proteger, ¡guárdalos!
Escritora de Poesía: Hay que cerrar las carpas... Aunque hay zonas que no podemos cerrar... están rotas.
Lectora beta: Esto está muy fuerte, el velcro, no va, no pega. El viento es más fuerte que la tela de la carpa.
Madre del organizador se dirige a duras penas "  a contraviento" a la escritora de contemporánea: ¡Niña, guarda los libros!
Escritora de Contemporanea desiste en el intento de protegerlos y los guarda como puede en una bolsa de plástico resistente de unos reconocidos almacenes. Al más puro estilo Gollum...
"Mi tesoro..."
Lectora Beta: Y yo que creía que iba a tener una tarde tranquila, y ¡Mírame! El viento nos arrastra y la lluvia nos está empapando.
La escritora de contemporánea avergonzada, echa una mano y sujeta la estructura como puede. Una risa nerviosa la invade mientras se masca comicidad y tragedia cotidiana.
Organizador 2: ¡Hay que ayudar...por allí la carpa se ha caído!


Todos sostienen las estructuras metálicas de las carpas, algunas ya por el suelo como en el caso de la cuentera no tienen remedio, otras  resisten a los embistes gracias a la rapidez de la escritora de poesía, la Lectora Beta  y los Escritores de Ciencia Ficción que quieren proteger los libros a toda costa. Organizador 1 y Organizador 2  echan una mano a la pobre cuentera. El viento dura bastante tiempo y la lluvia espolea violenta la superficie cutánea de los presentes y de varios ejemplares que quedaron expuestos sobre las mesas y no se pudieron salvaguardar.
Por lo inverosímil de la situación, algunos hacen fotografías. La escritora de contemporánea no da crédito a lo que está viendo. Las bromas y los selfies están en medio del caos rústico.
Este fue el resultado visto desde detrás de las carpas una vez alejada la tormenta.

Fotografía de Escritora Erótica
El viento se llevó:
Las carpas,
algún árbol,
la tarde literaria en el parque.

El viento no se llevó:
Las risas,
los ánimos,
La esencia friki en el parque.
Y el recuerdo inefable de las personas que participaron.



A la memoria de Manola, madre de Manolo.
Madre del Organizador 1
D.E.P