mujeres indolentes;
Todos pecadores.
Hornacinas y círculos.
Varón de dolores.
El juicio, la gloria,
la muerte, el infierno,
el búho omnipresente,
verdugo visual...
Penitente.
¡Rueda, rueda... Ruleta irisada!
La burla, el descaro,
la avaricia, la gula,
la pereza y la desgana,
la envidia y el orgullo;
variables dispersas
en subgrupos infinitos.
Rueda truncada.
Imágenes impactantes
de espadas y lamentos,
iras y sarmientos
de forma extraña, dispuestos.
Bienvenida la lujuria
de juglares y bufones
en banquete de glotones.
Juicios y sobornos,eclesiásticos perezosos,
campesinos borrachos
y señores feudales, envidiosos.
Espejo y demonio,
en el interminable infierno,
de fuego, de carbón
y de savia carmesí,
de todos, el más tenebroso
en la mente de El Bosco.
Amantes acechantes
arpas abandonadas a su suerte
puntas afiladas, desenvainadas;
Bastones y taburetes por el suelo.
¿En el suelo?
—En el suelo.
Sombrero colgantePersonajes deformes
animales irreales
en la cabeza del maestro.
En el final de los días,
todos serán juzgados
por los pecados cometidos,
condenados a castigos
que huelen a sangre...
Exiliados, aislados y divididos
por obra divina,
de la magia cósmica,
el pincel y el artista.
Mujeres y hombres
inmersos en un terrible juego
tan ancestral como el miedo,
en el que participan sin saberlo.
La gloria espera a los salvados
por sus buenas acciones, auspiciados
y en ocasiones, tentados
por los incesantes demonios de la cotidianidad.
Cristo redentor
de pecados, limpiador;
de todo, observador.
Ojo de Dios
pupila divina
el pintor con su pericia
conduce a los personajes
a su correspondiente postrimería.
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