jueves, 18 de agosto de 2016

El bello arte del microrrelato. Parte 3 y última.

Retrato de Mary Shelley

De nuevo, me asomo por este lugar, para terminar lo que había empezado.
En entradas anteriores, compartí algunos consejos para empezar a escribir  relatos, y en especial, los microrrelatos.
Lejos de subestimarlos, al contrario, poco a poco, me he dado cuenta de que, a pesar de sus limitaciones en cuanto a su extensión, un buen microrrelato posee la ventaja de ser muy apreciado,  ya que hay muchos lectores que no pueden invertir demasiado tiempo en  leer.
El microrrelato es una suave y breve brisa para la imaginación del escritor, y a la vez constituye un reto para los que empezamos.

 Aquí van algunos consejos:

10. Evitar el uso de  pleonasmos.
Aunque esto se aplica para todo tipo de escritos, es fundamental llevar este consejo  "a rajatabla"  en un microrrelato.
Según la R.A.E., la definición de pleonasmo es la siguiente : Ret. Empleo en la oración de uno o más vocablos, innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho, como  en fuga irrevocable huye la hora.
Otros más comunes: sube arriba o  baja abajo.Cállate la boca. Etc.


11. No importa la estructura: introducción o planteamiento-nudo-desenlace.
La flexibilidad de un microrrelato es grande, ya que puede empezar in-medias res, esto significa que su comienzo  está situado en plena acción (nudo), pudiendo incluso no llegar a su fin (desenlace).

12. ¡No copien el trabajo de otros!
Este punto creo que es el más importante. Respetarlo como si fuera suyo. También y bajo mi humilde opinión, es mejor no presentar un pequeño fragmento de un relato largo, novela...como si se tratara de un microrrelato, ya que, aunque no lo crean, el corta-pega se nota, y en caso de concurso, el jurado, lo intuye.

Aprovechando mi última entrada dedicada al microrrelato, incluyo el último de temática oriental y versos haiku.




TÍTULO: LA LLAMADA

Descubrí  la clave en un verso…  Un ruido afuera me sobresaltó, al levantarme observé mis manos arrugadas por el transcurrir del tiempo.
Vivía en la región de Sendai, Miyagi, en un barrio de desarraigados edificios. Desde la terraza observé el cielo, éste se oscurecía gradualmente para recibir el ocaso.
Vivía solo. Mi esposa Reiko, murió al igual que mi hija Yurisa, en extrañas circunstancias.
La policía no encontró explicación. Mi única compañía fue mi adorada nieta Meiko, al terminar sus estudios universitarios, marchó a Tokio.
-Te llamaré.
Fue su última frase.
El persistente recuerdo de aquellas palabras me invadía ferozmente. Aficionándome al haiku.
Aún, sentado en aquella terraza, recuerdo mis últimas imágenes: Reiko, Yurisa y Meiko, mientras esperaba aquella llamada que nunca recibí, atesorando con mi muerte un secreto y la clave descubierta de aquel último verso del haiku.

Copyright Patricia Bermejo Gallego.
Año de publicación 2015 para la Revista Universo Letra. 



Coco Chanel y su biblioteca
En fin, ya estamos a mediados de agosto, muchos, estarán en la playa, otros en medio del verdor natural enclavado en una zona rural. Yo, como otros tantos, aún me encuentro en la ciudad, rodeada de asfalto, asediada por el calor característico de la estación.
Un montón de lecturas pendientes me aguardan, como pequeños soldados en posición de ataque. Invadida, y como  Coco, atenta a  la horda de libros que me esperan en las estanterías, les deseo un feliz mes de agosto y un bonito comienzo de septiembre.

¡Hasta pronto amigos!




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