lunes, 11 de julio de 2016

El bello arte del microrrelato. Parte 1

Llevaba tiempo sin asomarme  y he de reconocer que no he podido. Avatares cotidianos, interesantes encuentros literarios a lo largo del mes de junio, colaboraciones, etcétera, dificultan que me prodigue por aquí. No obstante las ganas de escribir me permiten comunicar acerca de un tema que quizá, al escritor neófito le pueda interesar: El microrrelato.
Sinceramente, para mí no es fácil, me considero autora a la que le gusta escribir con todo lujo de detalle, no sólo los lugares, sino también los pensamientos de mis personajes, y eso está muy bien si se desea escribir una novela, pero en el caso de querer escribir  microrrelatos.... Hay una serie de  pautas básicas que quizá, a usted, lector/a o incipiente escritor/a puedan ser de utilidad para el desempeño de los mismos.

1. Cortar lo innecesario.
Evitar escribir aspectos, adjetivos o acciones del pasado que no aporten lo necesario a la trama de su relato.
Esta norma, es aplicable a todos los escritos, sin importar su extensión. Hay aspectos que si no llevan a nada, hay que eliminarlos. A mí me costó, pero  es mejor  presentar calidad que cantidad.

2. Los adverbios.
Deben ser mínimos, los necesarios para encuadrar el microrrelato en un lugar, o tiempo determinados. También sería conveniente evitar aquellos cuya terminación acaben en "mente", ya que el uso excesivo de los mismos denota  poca experiencia del autor.
Un microrrelato para un concurso suele tener alrededor de ciento cincuenta palabras (mas o menos), pienso, (y es mi humilde opinión),  que si apareciera un adverbio como el anteriormente citado en un microrrelato, sería suficiente.

3. Las descripciones.
Es conveniente que sirvan como primordial complemento para  la acción o den importancia a alguna característica física o psíquica del personaje. Cuya  premisa será el desarrollo del   nudo, o , darse de bruces con el desenlace.

 

4. Centrarse en la acción.
Huya de  largas descripciones, emplee los adjetivos y adverbios con espartana mesura, ya que en caso contrario, añadirá palabras y más palabras y le será más difícil llevarlo a cabo.  (Sí, me repito más que el ajo, pero he de reconocer que  me ha funcionado. Sobre todo, si  pretende  participar en algún concurso, hay que ceñirse a las bases: menos de 150 palabras).
También en este punto es mejor emplear la voz activa, desde mi perspectiva, le aporta más energía a la acción.
 
5.. Lo más importante, disfrute.
Escribir es una carrera de fondo, es cuestión de divertirse  y aprender,  ya que la práctica y el grado de implicación hará que con el paso del tiempo mejore.

Soy consciente de que esto es sólo una pequeña parte, y  como usted, estoy aprendiendo.
Es una espiral que no cesa. Un largo camino por recorrer.

Hace tiempo escribí  una serie de relatos  de temática japonesa, y que poco a poco iré rescatando para incluirlos en este espacio.

Aquí va el primero.

Título: Pantomima
Utilicé como código para la caja fuerte camuflada en la pared de mi dormitorio, la última palabra de un poema y la fecha de aquél día. En la caja guardaba objetos de alto valor.
 
 
Había conseguido un buen trabajo, y aunque era de familia acomodada, me independicé joven. Por aquél entonces, recibía mensajes constantes de un chico que conocí en un karaoke. Lo tenía todo, era guapo y rico. El candidato ideal para mi respectiva familia.
Aquél día, por la tarde, le esperé; Habíamos quedado. Él llegó temprano. Le ofrecí algo de beber, él lo aceptó, mientras observaba con agrado y minuciosidad mi hogar de dimensiones más que discretas en el centro de Tokio.
Después de un paseo cenamos en un restaurante. Tras la cena nos despedimos. Ruborizada, y ya en el piso me descalcé. Aquél encuentro me inquietó.

¡Había quedado con un muchacho sin aún conocer a su familia!
De repente, al entrar en mi habitación, observé cómo habían abierto la caja. Él había dado con la clave. Aquélla noche cené con un distinguido ladrón de guante blanco.
No volví a recibir más mensajes de él.

Copyright Patricia Bermejo Gallego.

Relato para la Revista Universo Letra. 
Año  de publicación 2015.

¡Hasta pronto!

martes, 24 de mayo de 2016

La Diosa Inspiración


Eleanor Alice Burford Hibbert.   
Copyright fotografía de Toni Catany

Voy a hablar de una cuestión  que  afecta a todos, en especial a los escritores (tanto a los que empezamos como a los consagrados), de alguna manera u otra, ésa cuestión tan ineludible, es sin lugar a dudas la Diosa Inspiración.
Mientras que unos creen en dioses griegos y escandinavos, (de entre otros muchos), yo creo en esa fuente inagotable que encontramos en nuestros autores fetiche, fuente caprichosa que en ocasiones nos envuelve con su intenso abrazo y nos obliga a escribir inexorablemente cosas o pensamientos sin tener en cuenta si éstos son políticamente correctos, o lo estamos haciendo bien, y que,  sin tiempo para dar marcha atrás, estamos inmersos en una aventura que no cesa, una locura, y es, la escritura.
En mi caso lo tengo claro, y es posible que Ud. autor o autora, o curioso y amante de las letras también. Y no es sólo aplicable a nosotros, también a los lectores, ellos, saben cuáles son sus autores favoritos y qué tipo de novela les gusta sin titubear en ningún momento, pues sin vacilar reconozco que yo también tengo mis autores favoritos y novelas, porque antes de  escribir, fui (y si el tiempo me lo permite), he sido y soy lectora.
¡Mi querida y apreciada Eleanor, no me observe con esos ojos chispeantes y con mirada vivaz  allá donde quiera que esté! Ud. Ha sido una de las culpables de mi loca aventura. 
Me topé con ella por casualidad, vino como un regalo que no era para mí, pero que al final acabó siendo un libro suyo, un sencillo y poderoso libro de tapa blanda.

Eleanor Alice Burford más conocida como Victoria Holt, Jean Plaidy o Philippa Carr de entre otros seudónimos, fue una escritora inglesa que se dedicó  a la novela romántica, histórica y con tintes góticos. Desde luego, que  la Diosa Inspiración fue su compañera fiel a lo largo de su vida, con más de doscientas novelas en su haber. Comenzó  escribiendo relatos breves. Con su primera novela Mellyn, se convirtió en un Best Seller, consagrándola como escritora. Cuatro años antes de su muerte, en 1989 recibió el prestigioso premio Golden Treasure por su gran contribución al género romántico.

No obstante, de todas sus versiones   me quedo con Victoria Holt, ya que con este seudónimo hay dos novelas que han constituido mi inspiración. No son las más famosas, ni quizá las más brillantes, pero no dejan indiferente a un lector que se adentra en el mundo de Eleanor, un mundo lleno de romanticismo (en ocasiones crudo), cargado  de erotismo elegante no explícito, un romanticismo de carácter tradicional y casi siempre rodeado de acontecimientos históricos. Sus personajes femeninos son mujeres fuertes, de físico atrayente y vitalistas. Los masculinos son oscuros,  carismáticos y sensuales;  dando lugar a un magnetismo en estado puro; Y a pesar de lo predecible de sus personajes principales, sus giros y el suspense que imprime Eleanor es tal, que impulsa al lector neófito (como lo era yo por aquél entonces) a terminar el libro aunque fuera las tres de la mañana.


Portada de la novela El amante Diabólico, 
Editorial Grijalbo Mondadori, 1996.


Una de mis favoritas se titula El amante diabólico.
De hecho, este que se observa, fue el primero que leí y no olvidaré sus reiteradas lecturas. El argumento vislumbra ése carácter indómito de su personaje femenino. Kate Collison, es hija de un reconocido miniaturista inglés; éste es solicitado para realizar un importante encargo para el Barón de Centeville. Kate sufre un avatar al comprobar que su padre está perdiendo la vista, y para no perder el trabajo, ella urde un plan, quizá un engaño que el barón desde el principio descubre.
En plena guerra Franco-Prusiana, Kate conocerá  el odio, el sexo con un mecenas atrayente, despiadado, cruel, y amante del arte,  que vislumbra el potencial  de Kate, convirtiéndola en  una afamada artista. Finalmente ciertos acontecimientos transforman al Barón en alguien vulnerable y el verdadero y genuino amor vence a las dudas de Kate y  las adversidades de la época.


  La segunda, Mi enemiga, La Reina, , para mí leerla fue fascinante. En esta obra, refleja el poder implacable y las debilidades de Elizabeth de Inglaterra, un trono convulso,  el cual, la rivalidad entre su hermana, la católica María, y las intrigas de  importantes cargos de la corte, son manejadas de manera estratégica por la Reina a su antojo, para uso  territorial y disfrute personal.

Lettice, pariente  de la Reina por parte de madre, emparentada con los Bolena, en su vejez recuerda los acontecimientos de su vida, concretamente cuando comienza a adentrarse en la Corte, como una de las damas de honor de la Reina.  Allí encontrará a su amor, el apuesto Robert Dudley, Conde de Leicester y favorito indiscutible y por antonomasia de la poderosa reina. Y es ahí en ese punto de inflexión, en el cual, la relación cambia. Lo que empezó como una cordial relación entre casi primas (ya que la madre de Lettice era prima de la reina),  acabó en la distancia.
Con el tiempo y tras varios acontecimientos Lettice (Lady Essex) va descubriendo el carácter fuerte e implacable de Elizabeth. Y también el suyo propio, éste hace  que ella misma  se atreva incluso a rivalizar con la mismísima Reina.
La narración de Eleanor, en esta ocasión es más realista y menos convencional, los personajes principales son físicamente idealizados, aunque cada uno se mueve por propio interés, lo cual,  los hace más humanos.   Cabe destacar, el personaje de la reina; de manera magistral Eleanor justifica la ambición y los actos maquiavélicos de Isabel, además, nos adentra hacia los cambios físicos por el transcurrir del tiempo y las fragilidades de una reina en apariencia de  imperturbable poder, carismática y cruel…que irremediablemente atrapa al lector, con sus virtudes y sus defectos, haciendo de la Reina,  el personaje principal de la novela.
Sí… Mi querida Eleanor Alice Burford, Ud. Forma parte del olimpo literario, fue y sigue siendo una de las grandes diosas de las letras románticas, porque  siempre será mi Diosa Inspiración.
¡Dios salve a la  gran dama de la novela romántica!
 





Cubierta de la novela Mi enemiga, La Reina,
de Círculo de Lectores,
cedida por Grupo Editorial Random House
Mondadory, S.L. 2003